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MACARENA VIDAL-WASHINGTON El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, designó ayer a la jueza Sonia Sotomayor, de Nueva York, para cubrir la vacante dejada en el Tribunal Supremo por David Soulter, con lo que será la primera hispana en la máxima Corte del país. Para elegir a Sotomayor, Obama tuvo en cuenta no sólo su carrera como magistrada sino también su historia personal, como indicó en su anuncio en la Casa Blanca, donde afirmó que «tan impresionante y significativa como las brillantes credenciales legales de la juez Sotomayor es su propia historia».

Obama había indicado con anterioridad que se inclinaría por un juez que tuviera muy en cuenta las consecuencias de sus decisiones sobre los ciudadanos de a pie. «Lo que Sonia aportará al Tribunal no será sólo el conocimiento y la experiencia adquiridos durante el transcurso de una carrera legal brillante, sino la sabiduría acumulada en todo un trayecto de vida inspirador», declaró en una ceremonia muy emotiva.

Sotomayor es desde 1998 juez federal del Tribunal de Apelaciones del Segundo Distrito de EEUU, en Nueva York, y cuenta con una amplia experiencia tanto como juez de sala como en el sector privado. Su vida comenzó en el Bronx de Nueva York, donde se crió en una vivienda de protección oficial como hija de inmigrantes puertorriqueños.

El nombramiento de Sotomayor, una juez liberal de 54 años, estará condicionado al visto bueno del Senado. De resultar confirmada, será la segunda mujer en ese Tribunal, junto a Ruth Baader Ginsburg, y sólo la tercera en la Historia.

Según altos funcionarios de la Casa Blanca, Obama entrevistó personalmente a los cuatro finalistas para el cargo el martes y el jueves pasados. A Sotomayor la vio el jueves y habló con ella a solas una hora en el Despacho Oval. El viernes ya indicó a sus asesores que se sentía más bien inclinado a favor, pero quería meditarlo durante el fin de semana.

La decisión final se produjo la noche pasada, cuando Obama telefoneó a la jueza para informarle. Según explicaron, el hecho de que la jueza fuera hispana, la última minoría ausente del Supremo, «sin duda es algo positivo» pero lo «fundamental» ha sido la historia de su vida, «la lucha para superar las dificultades».