Vivienda del ex secretario de Estado Elliot Morley, que pidió 16.000 libras para una hipoteca ya vencida. Foto: REUTERS

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OTR/PRESS-LONDRES

La tormenta política desencadenada en el Reino Unido por la publicación de los gastos reclamados por los diputados británicos se ha cobrado sus primeras víctimas una semana después y tanto el Partido Laborista como el Conservador vieron producirse ayer bajas en sus filas por las consecuencias de un escándalo que ha afectado a la confianza en la clase política a un año de las elecciones generales y a menos de un mes de las europeas.

El primer ministro, Gordon Brown, anunciaba a primera hora de la tarde la suspensión del grupo parlamentario de Elliot Morley, un ex miembro del Gobierno que había reclamado la devolución de los intereses de una hipoteca ya vencida en 2006. Sin embargo, el movimiento se produjo ya horas después de que un asesor parlamentario del dirigente 'tory', David Cameron, dimitiese por las «inaceptables» reclamaciones presentadas con cargo al erario público.

El diputado conservador Andrew MacKay reclamó casi íntegramente las 23.000 libras a las que tienen derecho los miembros de Westminster en concepto del polémico 'permiso de segunda vivienda', pese a que su esposa, una compañera de filas en el Legislativo británico, había disfrutado también del máximo de este derecho.

Revisión del sistema

No obstante, se trata de una situación que, como las desveladas desde hace una semana por el diario Daily Telegraph, no representa una vulneración de la normativa, sino un cuestionamiento del sistema que rige en la Cámara de los Comunes, actualmente sometido a revisión por una comisión que presentará su informe en la segunda mitad de año.

Hasta entonces, diputados de todos los grupos han estado durante la última semana enfrentándose a la condena del aparato mediático británico, que llevó a Gordon Brown el lunes, tres días después del estallido del escándalo, a pedir «perdón en nombre de todos los partidos» y a Cameron a trazar un manual de conducta para sus filas, que pasa por devolver las partidas injustificadas o afrontar su salida del grupo parlamentario, cuando falta menos de un año para la elaboración de las candidaturas para los comicios de 2010.

En este sentido, el dirigente conservador se ha anotado el punto de ser el primero de los líderes políticos británicos que se ha decidido a tomar acciones concretas y, con la confianza de encuestas que lo sitúan en el número 10 de Downing Street el próximo verano y un notable control del partido, ha impuesto a los suyos una batería de medidas que no sólo pasan por la devolución del dinero, sino por la publicación inmediata en internet de cada una de las reclamaciones que presenten a partir de ahora.