Un grupo de personas se manifiesta en Chicago contra la recaudación de impuestos. Foto: TANNEN MAURY/EFE

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EFE-WASHINGTON

El abaratamiento de los combustibles ayudó a que el índice de precios al consumo (IPC) de EEUU bajara en marzo un 0,1%, lo que hizo que la tasa interanual bajara por primera vez desde 1955.

Según el Departamento de Trabajo, en un año el IPC ha bajado un 0,4%, en tanto que la inflación subyacente, de la que se excluyen los alimentos y la energía, ha sido del 1,8%, la misma tasa interanual que se registró en febrero pasado.

En marzo, los precios bajaron en un 0,1% con respecto al mes precedente, algo inesperado, dado que la mayoría de los analistas había calculado un incremento del 0,1%.

Si se excluyen los precios de alimentos y combustibles, los más volátiles, la inflación subyacente en marzo fue del 0,2% por tercer mes consecutivo.

La disminución interanual que ha registrado en marzo el índice de precios al consumo de EEUU ha reavivado las preocupaciones por una posible deflación, como se define a período prolongado de caída de los precios de bienes y servicios.

Pero el hecho de que la inflación subyacente en 12 meses haya sido del 1,8%, dicen algunos analistas, revela que las preocupaciones por la deflación podrían ser exageradas.

La mayoría de los expertos cree que la disminución interanual de precios refleja, principalmente, el fin de un alza especulativa en los precios de la energía. En un año los precios de la energía han caído un 23%.

La Reserva Federal, que vigila la inflación en términos de plazos más largos, considera razonable y saludable una inflación subyacente de entre el 1 y el 2% anual.

Por otra parte, más de 300 localidades de los 50 estados de EEUU se sumaron a las protestas contra el elevado gasto publico del plan del presidente estadounidense, Barack Obama, para sacar al país de la crisis económica. Se trata de la primera protesta de cierto calado contra Obama, cuya popularidad ronda el 60%.

Los organizadores bautizaron la protesta como «motín del té», en referencia a la acción emprendida en 1773 por los colonos en Boston, Massachusetts, que, furiosos por los impuestos aplicados por el Reino Unido, abordaron barcos y destruyeron cargamentos de té arrojándolos al agua.

Las marchas coinciden con el último día para entregar la declaración de la renta en el país, una fecha que se eligió para protestar contra el uso que el Gobierno está dando al dinero de los contribuyentes.