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AGENCIAS

El derrumbe de Lehman Brothers, y la venta de Merrill Lynch para evitar algo parecido, sacudieron ayer las bolsas de todo el mundo, aturdidas por el devastador efecto que la crisis crediticia desatada hace un año en Estados Unidos está teniendo en los mayores bancos de inversión del país. La incertidumbre que se apoderó de las bolsas en las últimas sesiones dejó ayer paso al pánico, especialmente en Wall Street, ante la constatación de que el Gobierno estadounidense y la Reserva Federal (Fed) no van a intervenir para evitar que la crisis se cobre víctimas tan emblemáticas como Lehman Brothers.

Hasta el momento, el Departamento del Tesoro y la Fed habían intervenido en los grandes colapsos empresariales provocados por la crisis, secundando los rescates de Bear Stearns hace seis meses y de Fannie Mae y Freddie Mac el mes pasado. Sin embargo, la semana bursátil arrancó con dos de las noticias empresariales más duras en la historia moderna de las finanzas de EEUU: el anuncio de quiebra del que fuera cuarto mayor banco de inversión, y la compra por Bank of America de Merrill Lynch, la mayor y más célebre correduría del mundo.

Se trata del peor desayuno que han tenido que digerir Wall Street y el resto de los mercados desde que hace un año se desató la crisis, originada por la desproporcionada cantidad de instrumentos de deuda vinculados a hipotecas y su infiltración en casi cada rincón financiero del planeta. El desastroso despertar de Wall Street se vio corroborado al cierre (donde cayó un 4,31%) y se veía anticipado por fuertes bajadas en las bolsas de todo el mundo, comenzando por Asía.

El relevo lo tomó Europa, donde hubo descensos del 4,5% en Madrid, 2,74% en Fráncfort, 3,66% en Milán, 3,83% en Zúrich y 3,75% en París. Los bancos centrales se aprestaron a ofrecer liquidez a un sistema en que se mueve mucho más dinero del que realmente existe, por lo que resulta vital que éste no deje de moverse.

Incluso un grupo de diez grandes bancos anunciaron la creación un fondo conjunto de 70.000 millones de dólares con el mismo propósito, en un día en que Lehman Brothers echa el cierre a sus más de 150 años de historia. El Banco Central Europeo (BCE) anunció ayer una operación de inyección de liquidez extraordinaria de 30.000 millones de euros para los bancos comerciales de la zona del euro a un tipo de interés mínimo del 4,30%. La entidad que preside Jean-Claude Trichet quiere así evitar el contagio de los bancos europeos tras la quiebra de Lehman Brothers.