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EFE-LAHORE El presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, negó ayer la participación de sus servicios secretos en el atentado que costó la vida a la opositora Benazir Bhutto, cuyo partido insistió en reclamar una investigación internacional.

Musharraf compareció ante la prensa extranjera en Islamabad, tras hacerlo el miércoles ante su nación con un mensaje televisado, para calificar de «chiste» la insinuación de que agencias del Gobierno pudieran estar detrás de la muerte de la opositora. «Ninguna organización de inteligencia de Pakistán es capaz de adoctrinar a un hombre para que se suicide», mantuvo Musharraf en la comparecencia.

Sólo «ciertas personas» son adoctrinables y capaces de ejecutar un ataque suicida, añadió. Según Musharraf, quienes mataron a Bhutto «son los mismos» que en los últimos tres meses han atentado en 19 ocasiones contra soldados y agentes de inteligencia paquistaníes, por lo que consideró un «chiste» creer que atentarían contra sus propias filas.

Al mismo tiempo, el presidente admitió que no está «completamente satisfecho» con la investigación que ha efectuado hasta ahora el Gobierno, y que esa fue la razón de que solicitara ayer la ayuda de expertos británicos.

«No nos importa llegar hasta donde haga falta, pues nadie del Gobierno o de sus agencias está implicado» en el asesinato, dijo.
Musharraf confió que la intervención de Scotland Yard en la investigación acabe con «cualquier sospecha de implicación oficial» en el atentado. Sin embargo, el Partido Popular (PPP) que lideraba Bhutto dejó claro ayer que no se conformará con menos que una investigación a cargo de la ONU del estilo de la comisión-Hariri, descartada por EE UU y Francia porque, en este caso, no hay sospechas de implicación de otro país.