El papa Benedicto XVI recibió ayer al presidente francés, Nicolas Sarkozy, en una audiencia privada en El Vaticano.

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EUROPA PRESS-PARÍS

«Estamos muy enamorados. Es una historia de verdad. No nos escondemos pero tampoco nos mostramos», dice Carla Bruni a quienes le piden explicaciones sobre su nuevo amigo, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, con quien apareció el pasado sábado 15 de diciembre en Disneyland París acompañado de su madre, Marisa Bruni Tedeschi, y de su hijo de seis años, Aurélien.

La frase de la ex modelo y cantante aparece en la revista 'Paris-Match', que ofrece en su portada una gran foto de Sarkozy en las dependencias de El Elíseo para ilustrar un reportaje sobre la «intimidad del presidente».

Bajo el título 'Nicolas Sarkozy íntimo', el semanario perteneciente al grupo Lagardère, próximo al presidente galo, visita a lo largo de diez páginas de imágenes todas las estancias del Elíseo, desde el despacho presidencial a la alcoba, pasando por la cocina, en la que se le ve desayunando con sus hijos, o los jardines, en los que hace 'footing' escuchando música de Charles Aznavour.

El reportaje describe la vida oficial y cotidiana del jefe del Estado desde el lunes 10 de diciembre hasta el sábado 15, el día en que, de repente, Sarkozy aparece, sonriente, en Disneyland en compañía de Carla Bruni sin ocultarse de la nube de fotógrafos que se encarga de inmortalizar el momento que luego copará las portadas de toda la prensa.

Sarkozy y Bruni coincidieron el pasado 27 de noviembre en una cena en casa del publicista Jacques Séguéla, en la que supuestamente surgió el romance.

El tratamiento mediático que el presidente está dando a este idilio y, en general a su vida privada, está generando un vivo debate en Francia sobre la delgada frontera entre lo público y lo privado de los personajes públicos. Ayer, el vespertino 'Le Monde' dedicaba un demoledor análisis al modo en el que Sarkozy instrumentaliza su vida privada.