Imagen de uno de los andenes de la estación de Gare d'Austerlitz, en París, ayer. Foto: HORACIO VILLALOBOS/EFE

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EUROPA PRESS-PARÍS Los principales sindicatos franceses han conseguido una movilización masiva de sus trabajadores en contra de la reforma de los regímenes especiales de jubilación planteado por el Gobierno de François Fillon y han logrado alterar seriamente la red de transporte público de todo el país, que hoy se verá todavía afectado tras la decisión de varias federaciones de prorrogar la jornada de huelga.

En París y otras 27 grandes ciudades, como Toulouse, Burdeos o Marsella, miles de manifestantes han recorrido las calles en una protesta que ha ido más allá de la reivindicación inicial y supone una seria advertencia al presidente Nicolas Sarkozy, principal artífice del afán reformista del Ejecutivo.

Según las cifras manejadas por los sindicatos, unas 300.000 personas han desfilado por toda Francia, y sólo en París lo han hecho 25.000 mientras la Policía habla de 150. 000 a nivel nacional. La jornada se ha cerrado con la celebración de numerosas asambleas promovidas por Fuerza Obrera y el sindicato Sud-Rail, que han optado por continuar la huelga hoy. El resto de sindicatos apeló a un movimiento de sólo 24 horas pero podrían decidir el lunes si van de nuevo a la huelga.

La sociedad nacional de transportes por ferrocarril (SNCF) y la Red de Cercanías y Metro de París (RATP) han registrado niveles record de participación con un 73'5 % de huelguistas, más que el 67 % alcanzado durante el conflicto que vivió Francia en 1995 y que los sindicatos se habían marcado como referente. Otra cifra significativa es que en la eléctrica EDF la huelga ha tenido un seguimiento del 51'9 %. En la función pública este porcentaje se ha quedado en el 8% de los funcionarios,el 20% en el ministerio de Economía, y menos del 10 % de los profesores.

En 1995, el intento del Gobierno de Alain Juppé de modificar este sistema de pensiones hundió a Francia en tres semanas de parálisis histórica de los transportes públicos sin que la fuerza sindical se debilitara un ápice ni la opinión pública les diera la espalda. Ayer, sindicatos y fuerzas de izquierda calificaron de «éxito» la movilización y confían en que el Gobierno se siente de nuevo a hablar.