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PACO GONZÀLEZ PAZ-WASHINGTON
El jefe de la Fuerza de EEUU en Irak, general David Petraeus, defendió ayer los logros obtenidos en el país árabe desde enero, cuando se incrementaron las tropas, pero abogó por reducir la presencia en unos 30.000 soldados para el verano próximo.

En una comparecencia muy esperada, pues se considera determinante para la nueva estrategia de la Casa Blanca en Irak, Petraeus apoyo con cifras los logros desde enero, cuando el presidente George W. Bush decidió incrementar la presencia en el país árabe de 130.000 a 160.000 soldados.

Alegó que, aunque los éxitos han sido «desiguales», los incidentes violentos se han reducido en los últimos tres meses hasta el punto de que, en las últimas dos semanas, se consiguió el nivel más bajo de violencia desde junio de 2006.

Según Petraeus, el aumento de la presencia militar de EEUU en Bagdad y en la provincia de Al Anbar, en el oeste de Irak, ha reducido la violencia sectaria y permitido «la aparición de un rechazo tribal a Al Qaeda, que se ha extendido a otras provincias». Con estos datos como argumento, Petraeus recomendó regresar de forma escalonada a las cifras que había antes de enero, lo que supondría unas quince brigadas de combate, aunque la decisión no se adoptará hasta marzo.

La reducción comenzaría con el regreso a EEUU de una Unidad de Infantería de Marina (unos 2.500 soldados) este mismo mes, y otra de combate en diciembre (entre 3.000 y 5.000 militares), a las que se unirán en los siguientes siete meses otras cuatro brigadas de combate y dos batallones de Infantería de Marina.

La comparecencia de Petraeus, a la que ha seguido otra del embajador de EEUU en Irak, Ryan C. Crocker, se produce en un momento de fuertes discusiones en el Congreso, de mayoría demócrata, sobre el futuro de esa guerra. Por ello, la propuesta del general podría haber servido para calmar las exigencias demócratas, que piden el regreso de las tropas, y para satisfacer las republicanas, que respaldan la presencia a largo plazo en el país árabe.

Antes de su intervención, varios congresistas demócratas criticaron la estrategia de la Casa Blanca en Irak, porque no ha logrado frenar la insurgencia, ni ha permitido al Gobierno del país árabe lograr los objetivos políticos marcados.