El presidente ruso, Vladímir Putin, se reunió ayer con la presidenta finesa, Tarja Halonen. Foto: EFE

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EP/AP-LONDRES El Gobierno ruso respondió ayer a la expulsión por Reino Unido de cuatro de sus diplomáticos el lunes de forma recíproca, ordenando la expulsión de cuatro empleados de la Embajada británica en Moscú, así como la suspensión de visados a ciudadanos de este país. Aparte, aseguró que Moscú dejará de cooperar con Londres en la lucha contra el terrorismo. Londres, por su parte, consideró que la decisión «no está justificada».

Estas medidas revelan el agravamiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países después de que Rusia se negara a entregar a las autoridades británicas al empresario y ex agente secreto Andréi Lugovói, al que la Justicia de Reino Unido acusa de la muerte por envenenamiento en Londres del ex agente de la KGB Alexander Litvinenko el pasado mes de noviembre.

En opinión del presidente ruso, Vladímir Putin, la situación producida entre Londres y Moscú esta semana es una «minicrisis», aunque señaló que está convencido de que ambos países la superarán.

«Es necesario equilibrar las acciones tomadas con sentido común, para respetar los derechos legales y los intereses de los socios... entonces todo se desarrollará de la mejor manera», manifestó.

Para el Gobierno británico, «obviamente la decisión de expulsar a cuatro miembros del personal de la Embajada es completamente injustificada», y anunció que hará «todo lo posible para garantizar que ellos y sus familias son tratados de forma correcta».

El pasado lunes, Reino Unido anunció la expulsión de su territorio de cuatro diplomáticos rusos, así como la suspensión de las negociaciones para la facilitación de visado con Rusia y la revisión de su cooperación en otras cuestiones.

«El Gobierno ruso no ha sido capaz de darse cuenta lo en serio que nosotros tratamos este caso o la seriedad de las cuestiones que implica, pese a los contactos al más alto nivel y las explicaciones claras de nuestra necesidad de una respuesta satisfactoria», lamentó el lunes el ministro de Exteriores, David Miliband. Los acuerdos internacionales estipulan que Lugovói podría ser extraditado si viaja fuera de Rusia, indicó.

Aunque el primer ministro, Gordon Brown, afirmó que su país desea mantener una relación constructiva con Rusia, subrayó que tuvo que «actuar» ante la negativa de Moscú de extraditar a Lugovói. En este sentido, expresó su tristeza por la falta de cooperación de Rusia, pero destacó que no se va a disculpar por la decisión de las autoridades británicas.