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EFE-WASHINGTON
El Tribunal Supremo de EEUU aceptó ayer estudiar las demandas de algunos prisioneros detenidos en la base de Guantánamo (Cuba) para que sus apelaciones las vean cortes civiles, una decisión que supone un golpe para el presidente George W. Bush.

El gobierno de Bush defiende que los prisioneros deben ser juzgados por tribunales militares y que las cortes de justicia civiles no tienen jurisdicción sobre estos casos.

En abril, el Supremo ya había rechazado una petición similar, en el anuncio de ayer no precisó las razones por las cuales ha cambiado de opinión.

Según expresaron diversos expertos juristas, no se recuerda un cambio de parecer semejante en más de 30 años, en el que primero se niega algo para a los pocos meses permitirlo.

El alto tribunal, que concluye este mes sus reuniones para empezar sus vacaciones de verano, indicó que empezará a ver el caso en octubre, cuando reanude sus sesiones.

El Tribunal Supremo decidió el 2 de abril que no se pronunciaría sobre la apelación de algunos reclusos en Guantánamo que habían recurrido a su confinamiento de más de cinco años en esa base naval.

Con el voto en contra de tres de sus nueve magistrados, el máximo tribunal señaló entonces que no se pronunciaría sobre la constitucionalidad de ciertas provisiones de una ley antiterrorista aprobada el año pasado por el Congreso.

Otros dos dijeron que deseaban ver primero el funcionamiento del procedimiento estipulado por la Ley de Tratamiento de Detenidos, aprobada el año pasado por el Congreso. Dicha ley estipula que los prisioneros definidos por el poder Ejecutivo como «combatientes enemigos» no tienen derecho de hábeas corpus, es decir, que no pueden cuestionar su detención ante un juez en los tribunales civiles.

Los abogados que representan a algunos de los cautivos habían apelado al Tribunal Supremo, para que dictaminara sobre el derecho de hábeas corpus, un principio básico de la Constitución de Estados Unidos que protege a las personas contra la detención ilegal.