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EFE-LONDRES
El nuevo primer ministro británico, Gordon Brown, pasó ayer página a la era Blair con una radical remodelación de su Gobierno laborista, en el que premió a sus aliados e incorporó «nuevos rostros» del partido. El primer nombramiento de Brown ha sido el de David Miliband al frente del ministerio de Asuntos Exteriores, una designación que de alguna manera viene a recompensarle por su decisión de no presentarse al liderazgo del Laborismo, como hubiera querido Blair.

Crítico de la guerra de Irak, aunque sólo en reuniones privadas del partido, según la prensa, Miliband es considerado el «delfín» de Blair y visto como una de las promesas del Laborismo.

A sus 41 años, Miliband se convierte en el responsable del Foreign Office más joven desde 1977, cuando el también laborista David Owen fue nombrado titular de Exteriores con 38 años.

«Las oportunidades y los retos del mundo moderno requieren, desde mi punto de vista, una diplomacia paciente pero al mismo tiempo decidida, que escuche pero al mismo tiempo que lidere. Y esas son las virtudes que trataré de aplicar al frente de la diplomacia británica», dijo Miliband al llegar al Foreign Office.

La Economía, la cartera que Brown ocupó hasta el miércoles durante diez años, estará en manos de su viejo amigo y aliado Alistair Darling, un político con gran experiencia ministerial puesto que ha pasado por departamentos como el del Tesoro; Transporte; Trabajo y Pensiones y, hasta ayer, Industria y Comercio.

Con la promesa de atraer a «todos los talentos», Brown nombró a Jacqui Smith al frente de ministerio de Interior, con lo que se convierte en la primera mujer responsable de esta cartera.