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EFE-BEIRUT
El diputado libanés anti-sirio Walid Eido, presidente de la Comisión de Defensa en el Parlamento libanés, murió ayer, junto a su hijo y ocho personas más, en un nuevo atentado que sacudió el centro de Beirut. Eran las 5.30 de la tarde cuando Walid Eido subió en su coche Mercedes en compañía de su hijo y de dos policías que le solían servir como guardaespaldas.

Casi inmediatamente tras arrancar el coche, una potente bomba estalló con tal potencia que los dos policías salieron volando por las ventanillas, mientras que los cuerpos del diputado, de 65 años, y de su hijo quedaron atrapados en el coche, convertido en chatarra.

En total, hay diez muertos y once heridos, estos últimos trasladados al Hospital Americano de Beirut, según confirmaron fuentes policiales.

Se desconoce exactamente la identidad de seis de los muertos y alguno de ellos tienen el rostro tan desfigurado que será difícil identificarlo.

La explosión, que recuerda a la que en febrero de 2005 acabó con la vida del ex primer ministro Rafic Hariri y veinte personas más, pudo oirse en muchos barrios del centro de Beirut, ya que tuvo lugar en el barrio de Al Manara, entre las playas de Sporting y de Long Beach.

Precisamente, Walid Eido, juez de profesión, pertenecía al partido Corriente de Futuro, que dirige el propio hijo de Hariri, Saad Hariri, una formación política distinguida por su radical tono antisirio. Las televisiones han mostrado los enormes destrozos causados por la explosión, que ha incendiado varios coches en las cercanías.

Sin embargo, la policía ha impedido acercarse a los periodistas al establecer un cordón de seguridad en torno al perímetro del atentado.