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WASHINGTON-EFE
El poderoso líder radical de los chiíes iraquíes Moqtada al Sadr ha puesto fin a casi cuatro meses de exilio voluntario en Irán y ha vuelto «discretamente» a Irak. Ambos rotativos estadounidenses señalan que Al Sadr tendrá que hacer frente a las «fisuras» que se habrán abierto en el seno de sus milicias del Ejército al Mahdi ante la actual intensificación de las operaciones militares de EEUU en Bagdad. El clérigo chií, a quien sus seguidores consideran descendiente del profeta Mahoma, cruzó la frontera desde Irán a Irak hace casi una semana y se ha instalado en la localidad de Kufa, cerca de Nayaf.

Miembros del Ejército del Mahdi, la milicia de Al Sadr, tomaron ayer las calles de Basora después de conocerse la muerte a tiros de su comandante, conocido con el alias de «Abu Qader». La fuente explicó que los milicianos «sadaristas» ocuparon las calles de la ciudad y que la tensión era palpable en toda la ciudad, la segunda más poblada de Irak y capital del sur chií.

Muqtada al Sadr reapareció en público ayer mismo en Irak y ofreció un sermón en los rezos de la mezquita de la ciudad de Kufa, donde calificó a Estados Unidos de «demonio», pidió el fin de la ocupación y el establecimiento de un calendario para la retirada de las tropas.

«No, no al demonio. No, no a América (Estados Unidos). No, no a la ocupación. No, no a Israel», dijo Muqtada en presencia de sus seguidores. El clérigo de 33 años consideró que los enfrentamientos entre su milicia, el «Ejército del Mahdi, y las fuerzas de seguridad iraquíes «sirven a los intereses de los ocupantes».

El comandante, cuyo nombre real es Wisam al Waeli, murió cuando una fuerza conjunta de los Ejércitos británico e iraquí dispararon contra el vehículo en el que viajaba en la calle Basri, en el centro de la ciudad, situada 550 kilómetros al sur de Bagdad, según la policía iraquí.