La Embajada británica en Teherán vivió momentos de máxima tensión por la protesta de los estudiantes radicales. Foto: ABEDIN TAHERKENAREH/EFE

TW
0

JAVIER GARCÍA-TEHERÀN
Un pequeño resquicio diplomático pareció abrirse ayer en la crisis entre Londres y Teherán por la detención de los militares británicos, pese a que el presidente iraní aprovechó el aniversario de la creación de la República Islámica para arremeter contra «los poderes arrogantes que desaparecerán como burbujas en el agua». A pesar de las palabras del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, pronunciadas de modo general y para el consumo interno, ambos países bajaron ayer el tono de sus posiciones ante la crisis y parecen haber encontrado una vía de comunicación a través del intercambio de misivas diplomáticas y de un «diálogo directo».

El portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Mohammad Ali Hoseini, dijo que la respuesta escrita de Londres a la protesta oficial de su Gobierno enviada a la Embajada del Reino Unido en Teherán tiene «diferentes puntos que pueden ser considerados». El Gobierno iraní remitió el pasado jueves una carta en tono conciliador al embajador británico, Geoffry Adams, en la que protestaba por la «entrada ilegal» de los marinos en aguas jurisdiccionales de Irán, explicaba los detalles de su detención y pedía garantías a Londres para evitar la repetición de lo que considera violaciones de soberanía.

Sin embargo en una visita a las provincias del suroeste del país más afectadas por la guerra contra Irak (1980-1988), conmemorase ayer el aniversario de la fundación de la República Islámica proclamando que los «poderes arrogantes desaparecerán como burbujas en el agua». En un discurso en la localidad de Mishadagh, centro de la resistencia iraní en la guerra contra Irak, Ahmadineyad dijo que «los mártires iraníes continuarán el sendero hacia la gloria marcado por los profetas» e instó a la juventud a «marchar por el camino de la espiritualidad».