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EFE-WASHINGTON
La situación en Irak puede deteriorarse a un ritmo comparable al de la segunda mitad de 2006 si entre los próximos 12 y 18 meses no se reduce el extremismo político, la violencia insurgente y se recupera el débil Estado y las fuerzas de seguridad. Esta es una de las principales conclusiones del informe conocido como Evaluación Nacional de Inteligencia sobre Irak, desarrollado por la Oficina Nacional de Inteligencia.

Sin embargo, precisa que el término «guerra civil» no refleja «la complejidad del conflicto en Irak, que incluye la violencia de chiíes contra chiíes y ataques de Al Qaeda y los insurgentes».

El documento, difundido ayer, consta de tres páginas, la única parte del informe que ha sido desclasificada. En su evaluación, el estudio, elaborado por las 16 agencias de espionaje, admite por primera vez dentro del Gobierno que se puede hablar de «guerra civil» para «elementos clave» del conflicto. El término 'guerra civil', según el análisis, «sí que describe exactamente elementos clave del conflicto, como la movilización etno-sectaria y el desplazamiento de la población».

La Administración del presidente George W. Bush ha rechazado reiteradamente tachar la situación en Irak de guerra civil.

En una primera reacción, el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Stephen Hadley, dijo que el análisis realizado por la comunidad de Inteligencia estadounidense describe perfectamente la situación y su «complejidad, profundidad y dificultad».

«El documento refleja que si el último plan para avanzar en la situación creada en Irak falla, estaremos en una situación grave», según Hadley. De acuerdo con el consejero de la Casa Blanca, este documento apoya plenamente las nuevas medidas para Irak, entre las que destaca el envío de 21.500 soldados adicionales al país árabe.