El ministro de Defensa, José Antonio Alonso, admitió ayer en el Congreso el «deterioro» de la seguridad y el «recrudecimiento» de la violencia en Afganistán, y afirmó que el atentado contra un convoy español el 8 de julio, en el que murió un soldado, fue obra de talibanes.
Alonso comenzó su intervención rindiendo homenaje a las víctimas de los ataques, y en concreto al soldado legionario paracaidista Jorge Arnaldo Hernández, que falleció en el atentado contra un convoy militar en la zona de Farah el 8 de julio, en el que resultaron heridos otros cuatro soldados.
El titular de Defensa compareció ante la Comisión de Defensa del Congreso, a petición propia y de los grupos parlamentarios de IU-ICV, PP y CiU, para informar sobre la situación actual en Afganistán y sobre las tropas españolas tras los últimos ataques sufridos este verano.
El portavoz de IU-ICV, Gaspar Llamazares, pidió al Gobierno un calendario de repliegue de las tropas, mientras que el portavoz del PP, Fernando López Amor, denunció la «opacidad informativa» y afirmó que hay que pensar en aumentar las dotaciones o abandonar el país.
Sobre este atentado, Alonso detalló que la explosión se produjo al estallar un artefacto, una mina anticarro de entre 3 y 4 kilos, al paso de un blindado.
Fue «obra de talibanes», afirmó Alonso, quien dijo que las investigaciones siguen en manos del ejército afgano.
Alonso también dio cuenta de otros tres ataques sufridos por las tropas españolas en Afganistán este verano, los días 14 de agosto y 18 y 21 de septiembre.
Recordó que el 18 de septiembre un vehículo de los servicios de Inteligencia sufrió un tiroteo en una localidad a unos 30 kilómetros de Farah y subrayó que el blindaje del vehículo impidió la muerte de sus ocupantes.
Relató que el 18 de septiembre, un artefacto explotó también al sur de Farah al paso de un convoy español de la Fuerza de Reacción Rápida de Herat, sin que se produjeran heridos ni daños materiales.
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