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EFE-MANCHESTER
El último congreso anual laborista de la era Blair empezó ayer en Manchester, con un primer ministro que pese a haber logrado para su partido tres victorias consecutivas en las urnas ve peligrar la retirada triunfal con la que había soñado.

Antes de las últimas elecciones de 2005, Blair había hecho público que éste sería su último mandato, pero los malos resultados en las elecciones locales inglesas y la caída en las encuestas han precipitado los acontecimientos.

Acosado por una rebelión en sus propias filas, Tony Blair se vio obligado a anunciar este mes que la reunión anual laborista que se celebra hasta el próximo jueves en la localidad de Manchester (noroeste de Inglaterra) será la última a la que asista como líder del partido y jefe del Gobierno.

Sin embargo, hasta ahora se ha negado a precisar cuándo pasará el testigo a su sucesor y a apadrinar públicamente a quien aspira desde hace años a sucederle en el número 10 de Downing Street, el ministro de Economía, Gordon Brown. De ahí que sea «muy probable» que la cuestión de la sucesión «domine la reunión de Manchester», según el director de Investigación del Grupo Greater London, Tony Travers.