Varios musulmanes rezan en una mezquita en Emmenbruecke, cerca de Lucerna, al inicio del Ramadán.

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EFE-BERNA
Una aplastante mayoría de suizos aprobó ayer sendas leyes restrictivas en materia de asilo y extranjería, con lo que la Confederación Helvética pasa a ser uno de los países europeos que regulan de manera más drástica el ingreso de potenciales refugiados e inmigrantes pese a su tradición de país de acogida.

Con un porcentaje muy similar, del 68 por ciento, los suizos también aprobaron la Ley de Extranjería, que recoge la política que en los hechos ya se aplica de favorecer la inmigración de países con los que la Confederación ha firmado acuerdos de libre circulación (los de la Unión Europea, además de Noruega, Islandia y Liechtenstein).

El 67,8% de los votantes respaldó la nueva Ley de Asilo, iniciativa del partido derechista Unión Democrática de Centro (UDC), y que permitirá acelerar la repatriación de demandantes de asilo cuyas peticiones hayan sido desestimadas y, según sus promotores, reducir los abusos.

En los 26 cantones suizos los partidarios de ambas iniciativas se impusieron, aunque el margen fue más tímido en la región francófona (alrededor de 53 por ciento), frente a la abrumadora mayoría registrada en los cantones de habla italiana y alemana (del 67 hasta el 78%). Los analistas políticos han coincidido en señalar que el gran «ganador» de esta jornada es el ministro de Justicia y líder de la UDC, Christoph Blocher, que fue el principal impulsor de ambas leyes.

La referida al asilo establece condiciones más severas a las que regían hasta ahora no sólo para la obtención del estatuto de refugiado, sino también para lograr que una demanda se admita a estudio. Así, se excluye la revisión de las peticiones de personas que no puedan presentar documentos de identidad válidos en el plazo de 48 horas y se elimina la ayuda social (sólo quedará la de carácter humanitaria) cuando se haya rechazado una solicitud.