Artillería israelí dispara sobre posiciones palestinas, ayer, al sur de Gaza.

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AGENCIAS-JERUSALÉN/RAMALA
El inédito ataque israelí contra el gobierno dirigido por el movimiento islamista Hamás corre el riesgo de provocar el hundimiento de la Autoridad Palestina, según declararon con preocupación ayer viernes algunos responsables y analistas palestinos.

«Israel no puede dictarle a nuestro pueblo el tipo de gobierno que quiere», afirmó Ahmad Abdelrahman, consejero del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas.

«Rehusamos a cambiar de gobierno en estas condiciones. El propósito de Israel es destruir el sistema político y la Autoridad Palestina», declaró a los medios el secretario de la presidencia palestina, Tayeb Abdelrahim, al término de la oración del viernes en la Mugalaa, la sede de la Autoridad en Ramala.

El primer ministro, Ismail Haniyeh, afirmó ayer viernes que su gobierno no caería bajo la ofensiva israelí.

Los israelíes «pueden asesinar dirigentes, arrestar a ministros y diputados, pero nuestra bandera no caerá«, proclamó.

Según responsables y comentaristas israelíes, la operación para liberar al soldado israelí secuestrado en territorio palestino -en cuyo ámbito fueron detenidos 64 ministros, diputados, alcaldes y altos mandos de Hamas- podría permitir el derrocamiento del gobierno islamista, partisano de la lucha armada contra Israel.

Los dirigentes del Estado hebreo se lanzaron en una «experiencia peligrosa», indicó Hicham Ahmad, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Bir Zeit, en Ramala. «No saben realmente lo que están haciendo».

«Están destruyendo la idea de la Autoridad Palestina, de la democracia» en la región, estimó, refiriéndose a la victoria de Hamas en las elecciones legislativas palestinas de enero, reconocida internacionalmente.

El consejero de Abas acusó a Israel de haber sistemáticamente debilitado y marginalizado al líder palestino. «En lugar de dar tiempo al presidente Abas para encontrar una solución, envían sus tanques», criticó.

Abdelrahman reconoció, sin embargo, la necesidad de una «estrategia para conectar la resistencia política y la seguridad, de manera que cada facción armada no haga lo que le plazca».