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AGENCIAS-KANDAHAR
Más de un centenar de personas han muerto durante las últimas horas en Afganistán en la peor ola de violencia que se recuerda desde la caída del régimen talibán a finales de 2001, con las fuerzas de la coalición implicadas en múltiples combates, dos coches bomba accionados por terroristas suicidas y un asalto masivo de los rebeldes a una aldea. El presidente afgano, Hamid Karzai, responsabilizó indirectamente a Pakistán de la ola de ataques, acusando a las madrasas (escuelas coránicas) paquistaníes de enseñar a los estudiantes a ir a Afganistán para incendiar escuelas o clínicas médicas.

El grueso de los enfrentamientos de ayer se registró en las provincias de Helmand y Kandahar, donde miles de soldados adicionales de la OTAN se desplegarán este verano para responder al creciente número de ataques de la insurrección.

De las víctimas mortales, 87 serían militantes talibán y los kamikazes de los coches bomba. Por otra parte, hay 15 policías afganos, un civil estadounidense, un ciudadano afgano y un soldado canadiense muertos en los numerosos ataques que se vienen registrando desde anoche en todo el país, según informaron fuentes oficiales.

Los combates entre las fuerzas de seguridad afganas o de la coalición y militantes talibán, que se han concentrado en el sur, suponen el punto álgido de los enfrentamientos que se vienen registrando en esa zona durante los últimos meses.