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EFE-PARÍS

El primer ministro francés, Dominique de Villepin, hizo suya la máxima de que la mejor defensa es un buen ataque y se presentó hoy como «víctima» de una campaña «indigna» de de «calumnias y mentiras» con fines electoralistas.

De Villepin salió así al paso de las alegaciones que le señalan como uno de los presuntos instigadores de la supuesta trama contra el ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, acusado falsamente de tener cuentas bancarias ocultas con dinero procedente de las comisiones de la venta de seis fragatas de Thomson-CSF a Taiwán en 1991.

Para defenderse, el primer ministro saltó ayer dos veces a la arena. Primero a la mediática, en una entrevista a primera hora de la mañana a la emisora «Europe 1», y, por la tarde, a la política, en la sesión de control parlamentario al Gobierno en la Asamblea Nacional (cámara de diputados).

Fue en el hemiciclo donde Villepin desplegó su tono más combativo al acusar a la oposición de izquierdas de hacerle el juego a los partidos extremistas por exigir su dimisión o pedir, como están haciendo, elecciones anticipadas, tanto Presidenciales como Legislativas, previstas ambas en el primer semestre de 2007.

«He sido víctima en los últimos días de una campaña de calumnias y mentiras indigna. Una campaña que me ha afectado y herido profundamente. ¡Demasiado, es demasiado!», subrayó ante la Asamblea Nacional Villepin, en tono solemne y marcando pausas elocuentes.

Destacó que esta «campaña de difamación» se produce a un año de las Presidenciales, algo que sucede «regularmente» en Francia, y que coincide con la publicación reciente de «los mejores datos sobre el paro de los últimos cinco años», en alusión a que casi 200.000 personas salieron de las listas de desempleo en marzo.