La canciller alemana, Angela Merkel, ayer, saludando efusivamente a su homólogo austriaco, Wolfgang Schuessel.

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AGENCIAS-BRUSELAS
Los líderes de la Unión Europea iniciaron ayer, con un debate sobre las reformas económicas, una cumbre de dos días consagrada a repasar la aplicación de ese proceso reformador en los Estados miembros. Los Veinticinco tratan de lanzar una política energética común para hacer frente al incremento de precios del petróleo y a crisis de suministro de gas como la provocada a principios de año por el enfrentamiento entre Rusia y Ucrania.

El debate se produce en un momento de gran actividad en ese sector con los anuncios de fusiones y opas entre importantes empresas europeas de la energía y con las medidas tomadas por los Gobiernos de Francia y España para dificultar algunas operaciones en curso.

El secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), Cándido Méndez, el presidente de la patronal UNICE, Antoine Seilliere, y el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, expusieron a los líderes sus prioridades en el área económica y laboral. Tras la discusión económica, los dirigentes europeos trataron durante la cena sobre el sector energético, con un debate sobre la creación de una política común de energía.

La discusión sobre energía fue introducida por la canciller alemana, Angela Merkel, quien declaró antes del inicio de la cumbre que los países de la UE no pueden pensar en el sector de la energía «en términos nacionales», pero se mostró contraria a dar nuevas competencias a la Comisión Europea en este sector.

Aunque evitó aludir de forma directa a la OPA lanzada por la eléctrica alemana E.ON sobre Endesa, Merkel dejó clara la postura del Gobierno germano respecto a esa operación al apostar la creación de «campeones europeos» en la industria energética.