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El hospital Hadasa de Jerusalén, donde se halla internado Ariel Sharón, ha recibido acusaciones de supuesta negligencia en el tratamiento administrado al primer ministro y puede afrontar por ello una investigación pública. La prensa destacó ayer en titulares la posibilidad de que las fuertes hemorragias que ha sufrido el primer ministro se debieran a los anticoagulantes que le fueron suministrados después de un leve infarto cerebral en diciembre.

El diario Haáretz denunció ayer que el hospital ocultó información a la opinión pública a pesar de que desde un principio se había comprometido a revelar cualquier dato relacionado con el cuadro médico de Sharón.

El hospital confirmó que conocía desde un principio el hecho de que Sharón sufría además una angiopatía amiloidea cerebral, dolencia que aumenta el riesgo de infartos y hemorragias cerebrales en estos pacientes.

Aún así, los especialistas decidieron administrarle anticoagulantes dos veces al día, a pesar del riesgo. El profesor Félix Umansky, uno de los cirujanos que operó al primer ministro, ha confirmado a un programa de televisión que será emitido esta noche que probablemente la hemorragia sea consecuencia del anticoagulante.

Cita desde el anonimato a un destacado facultativo que ha exigido al Ministerio de Salud abrir una investigación, solicitud que se ve respaldada en los últimos días por numerosos médicos y periodistas.