Por su parte, el diputado verde Noel Mamere, acusó al ministro de
comportarse «como un verdadero pirómano» y el responsable de
Justicia y Seguridad del Partido Socialista, André Vallini, atacó
sus «ambiciones presidenciales» y declaró que «las provocaciones
verbales de este bombero pirómano acabaron por inflamar los barrios
donde el orden público es hoy totalmente burlado».
El ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, afirmó que el problema
tardará tiempo en resolverse. «Soy consciente de que la resolución
de estos problemas, que llevan latentes 30 años, llevará tiempo»,
dijo. No obstante, la izquierda ha empezado a pedir la dimisión del
ministro, al que tachan de «pirómano». Para el Partido Comunista
Francés (PCF), la violencia ha tenido como «detonador» la política
«irresponsable de provocación del ministro de Interior, inspirada
por razones políticas y de ambición personal». El PCF acusó a
Sarkozy de «estigmatizar a los habitantes de barrios enteros» y
«reciclar ideas de la extrema derecha».
El secretario general del sindicato Unsa-Police, Joaquin
Masanet, opinó que «suprimir la Policía de proximidad fue un error,
aunque hacía falta reformarla». «Habría sido necesario dejar
puestos de Policía en los barrios considerados sensibles»,
añadió.
En la región de Ile-de-France, en la que se encuentra la
capital, los jóvenes incendiaron al menos 519 vehículos en
Aulnay-sous-Bois, Blanc-Mesnil, Bourget y Trappes, pese a que el
Gobierno había ordenado el despliegue de 1.300 agentes en el
departamento de Seine-Saint-Denis.
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