Algunos de los 27 autobuses incendiados por grupos de jóvenes violentos.

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EUROPA PRESS-PARÍS
La octava noche de disturbios en la periferia de París se saldó con 78 detenidos, cinco agentes heridos leves por el lanzamiento de piedras y botellas y con 519 vehículos quemados, si bien la noche fue relativamente más tranquila y hubo menos incidentes que el jueves.

Por su parte, el diputado verde Noel Mamere, acusó al ministro de comportarse «como un verdadero pirómano» y el responsable de Justicia y Seguridad del Partido Socialista, André Vallini, atacó sus «ambiciones presidenciales» y declaró que «las provocaciones verbales de este bombero pirómano acabaron por inflamar los barrios donde el orden público es hoy totalmente burlado».

El ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, afirmó que el problema tardará tiempo en resolverse. «Soy consciente de que la resolución de estos problemas, que llevan latentes 30 años, llevará tiempo», dijo. No obstante, la izquierda ha empezado a pedir la dimisión del ministro, al que tachan de «pirómano». Para el Partido Comunista Francés (PCF), la violencia ha tenido como «detonador» la política «irresponsable de provocación del ministro de Interior, inspirada por razones políticas y de ambición personal». El PCF acusó a Sarkozy de «estigmatizar a los habitantes de barrios enteros» y «reciclar ideas de la extrema derecha».

El secretario general del sindicato Unsa-Police, Joaquin Masanet, opinó que «suprimir la Policía de proximidad fue un error, aunque hacía falta reformarla». «Habría sido necesario dejar puestos de Policía en los barrios considerados sensibles», añadió.

En la región de Ile-de-France, en la que se encuentra la capital, los jóvenes incendiaron al menos 519 vehículos en Aulnay-sous-Bois, Blanc-Mesnil, Bourget y Trappes, pese a que el Gobierno había ordenado el despliegue de 1.300 agentes en el departamento de Seine-Saint-Denis.