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La amenaza que provocó la pasada semana una alerta antiterrorista en el metro de Nueva York fue una «broma», anunciaron ayer fuentes del Gobierno estadounidense.

Los tres detenidos fueron interrogados y sometidos a pruebas con un detector de mentiras, que demostraron que no tenían conocimiento alguno de planes de atentados en Nueva York. Portavoces de seguridad de la administración federal minimizaron, no obstante, en Washington la importancia de la alarma, y apuntaron que la información que la había provocado no había sido «completamente confirmada».

Según las fuentes, citadas por la cadena de televisión CNN, el informante que había comunicado desde Irak que existían planes para el ataque reconoció que su versión era falsa.

Ese informante facilitó la detención en el país árabe de tres supuestos miembros de Al Qaeda en la localidad de Musayyib, al sur de Bagdad.

Tras el aviso del informante en Irak, el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, decretó el jueves el estado de alerta en el suburbano de la ciudad, debido a que había recibido lo que calificó de «informes creíbles» sobre una amenaza terrorista.

El estado de alerta decretado por Bloomberg supuso un fuerte incremento de la vigilancia y la presencia policial en el metro neoyorquino durante el fin de semana, cuando según el alcalde se había planeado el ataque.

«Tras superarse el periodo de la amenaza creo que vamos a ir relajando poco a poco las medidas de seguridad», afirmó el pasado lunes al edil al anunciar la suspensión del estado de alerta. Centenares de ciudadanos de Nueva York se vieron afectados por esta impopular «broma».