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Alrededor de medio millar de personas, en su gran mayoría policías armados con pistolas y fusiles de asalto, se manifestaron ayer en Basora para exigir una disculpa del Ejército británico por la violencia empleada para liberar a dos soldados.

El incidente, ocurrido el pasado lunes, ha deteriorado las relaciones entre Londres y Bagdad y ha exacerbado la frustración y la hostilidad de la población.

Unidades del Ejército británico utilizaron carros de combate para destruir la prisión, en la que los dos soldados, que actuaban de paisano, habían sido retenidos por la Policía iraquí tras un confuso enfrentamiento.

El Ministro iraquí de Defensa, Bayan Yaber, volvió ayer a reiterar que los militares no corrían peligro ni iban a ser entregados a las milicias radicales chiíes como justificaron algunos responsables británicos. «No iban a ser entregados a una milicia local, como se ha dicho. Nunca salieron de la prisión en la que estaban», insistió en sus declaraciones.

Brutalidad
Horas antes, medio millar de personas se concentraron en el centro de Basora para protestar por la brutalidad de las tropas británicas.

Por su parte, estos incidentes registrados el lunes en Basora no han provocado una «ruptura fundamental de la confianza» entre Londres y Bagdad, afirmó ayer el ministro británico de Defensa John Reid.

«Hubo un incidente ante el cual actuamos para proteger a nuestros soldados», afirmó Reid durante una conferencia de prensa con el primer ministro iraquí Ibrahim Jaafari, que se encuentra de visita en Londres. Reid aseguró que las fuerzas de seguridad iraquíes trabajan lado a lado con las fuerzas británicas.