El presidente de Irak, Yalal Talabani.

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La última ofensiva contra los grupos rebeldes iraquíes, en este caso en la conflictiva ciudad de Tel Afar, a 450 kilómetros al norte de Bagdad, ha dejado ya 141 muertos entre los insurgentes y 197 detenidos.

La operación militar -que llega en vísperas del 11-S- comenzó oficialmente a las 02.00, hora local de ayer, aunque las cifras de muertos comunicadas por el ministro iraquí de Defensa, Saadun al Dulaimi, se han registrado desde la mañana del jueves hasta la del sábado.

Entre los detenidos, la mayoría son de países árabes y simpatizantes del antiguo régimen del partido Baaz iraquí, que lideró el depuesto dictador Sadam Husein, dijo el ministro, sin dar cifras concretas por países.

Además, la fuerza combinada iraquí-estadounidense -que ha perdido cinco soldados, todos ellos iraquíes- ha descubierto trece escondrijos donde hallaron armas.

Al Dulaimi dijo que, paralelamente a la operación, agentes de las Fuerzas Especiales han consolidado el control de la frontera con Siria, desde la que presuntamente se infiltran los militantes extranjeros.

Anunció que una fuerza de 1.700 agentes de policía se encargará del orden en Tel Afar al término de la operación militar, que podría tener continuidad en zonas como Ramadi, Samarra y Al Qaim, «para acabar con los escondites y los refugios de los terroristas».

Tel Afar es una ciudad situada entre Mosul y la frontera con Siria, y como muchas poblaciones de la región, en ella viven, mezclados pero con frecuentes fricciones, turcomanos, kurdos y árabes, dentro de los cuales hay chiíes y suníes.