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El presidente de EEUU, George W. Bush, afirmó ayer que «estamos en guerra con unos asesinos que atacan a sangre fría» y añadió que «los terroristas están intentando socavar nuestra libertad», pero aseguró que no se saldrán con la suya porque «este país no se asustará».

Bush, en un discurso ante la Organización de Estados Americanos (OEA) para promocionar la pronta aprobación del Tratado de Libre Comercio con Centroamérica, hizo una breve referencia al terrorismo tras conocer las cuatro explosiones registradas en el sistema de transporte de Londres.

El presidente, tras asegurar que «no hay nada más hermoso que la libertad», reiteró que «lucharemos contra los terroristas en el extranjero y promoveremos la ideología de la esperanza». Fuentes de la Casa Blanca han indicado que el presidente se encuentra puntualmente informado del desarrollo de los incidentes.

Las autoridades en Estados Unidos han destacado que no tienen información que indique que haya ninguna amenaza concreta contra el país, pero aún así han incrementado la vigilancia.

Desde China, donde se encuentra en visita oficial, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, señaló que los autores de estas acciones pretenden alterar la vida democrática de países como Reino Unido «y no deben conseguirlo», según informó un portavoz gubernamental.

El presidente de Pakistán, general Pervez Musharraf, pidió la unión contra el terrorismo y dijo que el Reino Unido debe hacer frente a los grupos extremistas, que hasta ahora han operado «con total impunidad» dentro de su territorio.

En un mensaje televisado a la nación, Musharraf reclamó que no se eche la culpa a su país de los atentados de Londres, cometidos por tres terroristas suicidas británicos de origen paquistaní, y dijo que desconoce si fueron «adoctrinados» en su viaje a Pakistán. En este momento, «hay que ayudarse, en lugar de hablar contra otros; estamos juntos en la lucha contra el terrorismo y debemos seguir juntos», apuntó.

Musharraf admitió que «desde luego tenemos un problema» en Pakistán con los grupos extremistas islámicos pero que «el Reino Unido también tiene un problema al que debe hacer frente» y que todavía «tiene mucho que hacer» contra esas organizaciones.