Los soldados iraquíes muertos en un atentado son trasladados a la morgue en ambulancia.

TW
0

NAMIR SUBHI
La violencia sigue en Irak. Ayer lunes se produjeron nuevos ataques con numerosas víctimas. El ataque más cruento segó la vida de doce policías y ocurrió en un centro de reclutamiento situado en la carretera que une la citada localidad kurda y la disputada ciudad multiétnica de Kirkuk, a unos 400 kilómetros al norte de la capital.

Horas antes, en Bagdad, un incidente armado en el que se combinaron tiroteos y un atentado con coche-bomba causó la muerte de cinco agentes de Policía iraquíes y más de unos quince heridos. La secuencia de los hechos comenzó poco antes del amanecer, cuando un grupo de soldados estadounidenses cayó en un emboscada tendida por una partida de hombres armados cerca de la comisaría de Baya, en el suroeste de la capital.

El suicida también causó heridas a más de cien personas, algunas de las cuales fueron trasladas a un hospital en estado de «extrema gravedad», por lo que los médicos no descartan que el número de víctimas mortales pueda ascender en las próximas horas.

Irbil, considerada la capital del Kurdistán iraquí, ha sido en los últimos años escenario de algunos de los atentados más cruentos perpetrados en Irak desde que en marzo de 2003 tropas de Estados Unidos invadieran y ocuparan el país. El atentado sucede escasas dos semanas después de que el veterano líder independentista kurdo, Masud Barzani, fuera elegido presidente del Kurdistán iraquí, nombramiento interpretado como un paso hacia el federalismo. Sin embargo, Barzani aseveró el domingo ante el Parlamento iraquí que los kurdos están comprometidos con la unidad y la soberanía de Irak.