Blair y Chirac conversaron momentos antes de iniciarse la cumbre comunitaria.

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El presidente de turno del Consejo Europeo, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, anunció anoche que el proceso de ratificación de la Constitución de la UE «continúa», que los países podrán elegir cuándo hacerlo, y que los Veinticinco se han dado un nuevo plazo de un año, «hasta mediados de 2007», para revisar la situación. En una rueda de prensa junto al presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, y el del Parlamento, Josep Borrell, el primer ministro luxemburgués se encargó de explicar verbalmente «el consenso» alcanzado por los líderes tras el debate de esta noche.

A juicio del presidente del Consejo, este tiempo será importante para permitir una reflexión y una explicación a la población, incluso a los países más pequeños. «Nunca hubo 'plan B', pero hay un 'plan D', de diálogo, democracia y debate», agregó Juncker respecto a la tantas veces repetida posibilidad de que los dirigentes de la UE contarán con una alternativa al actual texto de la Constitución. Una vez pasada esa pausa, a mediados de 2007, será Austria el país que ocupe la presidencia de turno de la UE y «puede que con esa presidencia habrá una mejor oportunidad» de finalizar el proceso, dijo Juncker.

Fuentes comunitarias informaron, no obstante, de que los líderes no pudieron ponerse de acuerdo sobre un texto escrito que reflejara las conclusiones del debate, pero volverán a intentarlo tal vez mañana. En su declaración ante la prensa, Juncker aseguró que «no habrá renegociación» del proyecto de Tratado constitucional.

«No habrá un Tratado mejor» y «no podrá haberlo» ni siquiera con una renegociación, subrayó. «La gente tiene preocupaciones» y esto ha quedado demostrado en los «noes» de franceses y holandeses a la Constitución, lo que «ha abierto un debate».

Según Juncker, «todos los países, los que han ratificado la Constitución y los que no lo han hecho, necesitan un tiempo para pensar, explicar, debatir y reflexionar». Por eso, los líderes de la UE han acordado dar ese tiempo que «debe permitir» a los países completar el proceso de la forma que deseen, ya sea «a través de sus Parlamentos o por referendos».