Dominique de Villepin (izquierda) junto a Jean Pierre Raffarin tras la ceremonia de traspaso de poderes.

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El presidente francés, Jacques Chirac, trató ayer de tranquilizar a sus socios europeos tras el rechazo rotundo de la Constitución europea en el referéndum del pasado domingo y convocó a una «movilización nacional» por el empleo para responder a la «exigencia de acción» expresada en las urnas. En una alocución radiotelevisada, horas después de nombrar primer ministro a su fiel Dominique de Villepin, Chirac sacó las lecciones del triunfo del «no» en la consulta que él mismo había convocado, y trazó las prioridades del nuevo Ejecutivo, cuyo «numero dos» será su gran rival político, Nicolas Sarkozy.

«Europa multiplica nuestras fuerzas. No se puede querer preservar nuestro modelo económico y social y defender nuestros valores en el mundo sin ocupar todo nuestro lugar en Europa», subrayó. Chirac, políticamente debilitado por el «no» cuando le quedan 22 meses de mandato, leyó en las urnas un llamamiento de los franceses a «una acción determinada e inmediata para responder cuanto antes a las dificultades del presente, se trate del paro o del poder adquisitivo».

Chirac, quien apeló a los franceses a «unirse» en este momento «difícil», predicó con el ejemplo al llamar a Sarkozy de vuelta al Gobierno, tras haber forzado su salida el pasado noviembre, y al optar por un extraño tándem entre su fiel y gaullista Villepin y el liberal Sarkozy, dos hombres que se han enfrentado en el pasado. Tras reconocer que el resultado del referéndum ha abierto «para Europa y para Francia un período de dificultades e incertidumbres», Chirac recalcó que el «no» a la Constitución «no marca el rechazo del ideal europeo», sino que es un exigencia de «escucha», «de acción» y de «resultados».

En la víspera del referéndum en Holanda, donde se prevé también una amplia victoria del «no», Chirac dijo que «con nuestros socios, aprovecharé todas las oportunidades posibles» para retomar «una gran ambición europea». No dijo cómo lo haría pero, con la vista puesta en el difícil Consejo europeo de Bruselas de mediados de junio, aseguró que en las semanas y meses venideros «actuaré, en el respeto de nuestros compromisos, con la defensa de nuestros intereses nacionales como imperativo».