Numerosas personas intentan subir a un autobús tras no poder usar el metro.

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Gran parte de la capital rusa y dos regiones adyacentes quedaron ayer paralizadas por una cadena de averías del sistema eléctrico que algunos definieron como una «catástrofe tecnogénica». El primer afectado fue el propio presidente ruso, Vladímir Putin, que tuvo que aplazar su viaje a Rostov, en el sur de Rusia, y que reconoció que el equipo cuya avería originó la desconexión en cadena del Sistema Energético Central (SEC) data de 1966.

Según la versión oficial, la secuencia comenzó al quemarse el martes por la noche un transformador de una de las subestaciones eléctricas del SEC que abastecen Moscú, ciudad de 12 millones de habitantes, y de las regiones aledañas.

En torno a las 11.00 de la mañana, gran parte de los distritos de Moscú quedaron sin electricidad, con el transporte público paralizado e incluso con el mando de las Fuerzas Espaciales afectado por el mayor apagón de la historia de Moscú. Las regiones de Tula y Kaluga, situadas al sur de la capital, también sufrieron apagones generalizados.

El cambio de tensión debido a la avería causó, a su vez, la desconexión de los equipos de su red y, ante la amenaza de una sobrecarga de las líneas, el sistema automático de protección puso fuera de servicio otras subestaciones.

Putin responsabilizó de la avería a los dirigentes del consorcio eléctrico Sistemas Energéticos Unidos (SEU).

«Hay que dedicarse no sólo a los problemas globales de la política de la compañía y de sus reformas, sino también prestar atención a su actividad cotidiana», recalcó Putin.

En Moscú quedó paralizado el metro, los tranvías y trolebuses. Un total de 43 trenes quedaron parados en los túneles y más de 20.000 pasajeros tuvieron que ser evacuados, según el ministerio para las Situaciones de Emergencia. El colapso de los semáforos causaron kilométricos atascos en las principales carreteras en el suroeste, sur y sureste de Moscú.

Los informativos de la televisión mostraron las aglomeraciones de decenas de miles de personas que intentaban, en vano, acudir al trabajo, al colegio o regresar a sus casas.