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EFE-BERNA
Las posturas divergentes en Suiza de los seguidores del teólogo liberal suizo Hans Küng y del fallecido obispo tradicionalista Marcel Lefebvre, que protagonizó el único cisma de la Iglesia Católica en el siglo XX, hicieron pasar momentos difíciles a Juan Pablo II.

Küng, de 75 años y que ahora enseña en Tubingen (Alemania), dijo recientemente a la prensa italiana que el fallecido Pontífice «no era el más grande Papa del siglo XX, sino el más contradictorio».

El contestatario teólogo suizo Küng expuso ayer sus discrepancias con Juan Pablo II y, en un escrito en el diario helvético en alemán «Sonntags-Zeitung», consideró que si bien «la piedad y el compromiso de Juan Pablo II son incontestables», el Papa deja a la Iglesia Católica en medio de «una crisis de confianza y de esperanza».

«La política del Papa polaco fue devastadora: muchos obispos mediocres y hasta incapaces», señaló Küng, un teólogo católico a quien en 1979 (poco después de iniciarse el pontificado de Juan Pablo II), el Vaticano le prohibió la enseñanza por poner en duda la infalibilidad del Papa.

«Este Papa ha dejado una pesada herencia a su Iglesia», opinó el teólogo, quien consideró que «pronto se desinflarán sus triunfales apariciones y ya no sonarán del mismo modo sus discursos a favor de los derechos humanos y la paz en el mundo».

«Muchos esperan ahora a un Papa que acabe con el bloqueo de las reformas, que aplique las pendientes desde el Concilio (Vaticano II, 1962-1965) y que tenga coraje para dar un nuevo paso adelante», concluyó Küng.

La otra dificultad que le llegó a Juan Pablo II desde territorio helvético se produjo en 1988 y se situó en el otro extremo de los problemas planteados por el contestatario teólogo.

Ha sido, además, el único cisma sufrido por la Iglesia Católica en el siglo XX y protagonizado por la tradicionalista Fraternidad de San Pío X, nacida en la localidad suiza de Econe (sur).

Esa fraternidad surgida en esa ciudad helvética en 1969 a iniciativa del obispo francés Marcel Lefebvre, asegura contar con 200.000 fieles, la mitad en Francia y el resto repartidos, en más de 40 países, entre ellos Suiza, Argentina, Estados Unidos y Australia. Según la prensa suiza, aunque a iniciativa de Juan Pablo II se reabrió el diálogo con ese grupo en 2000, las dos partes tienen las mismas posiciones distantes sobre las reformas del Concilio Vaticano II que tenían antes de la conciliación.

Juan Pablo II excomulgó a Lefebvre y los obispos que éste consagró en 1988, y que querían la vuelta de la misa en latín, y tenían posiciones que la jerarquía de la Iglesia Católica consideraba contrarias a la libertad religiosa.