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El polaco Karol Wojtyla, primer Papa eslavo de la historia, gobernó la Iglesia católica durante casi 30 años, la hizo entrar en el tercer milenio y quedará en los anales de la segunda mitad del siglo XX y principios del siglo XXI por su carisma, su estilo y sus ideas, a la vez modernas y conservadoras.

Nació con el nombre de Karol Wojtyla, en Wadowice, un pequeño pueblo al sur de Polonia, el 18 de mayo de 1920. Era el segundo de los dos hijos del matrimonio integrado por Karol Wojtyla y Emilia Kaczorowska. Su madre falleció en el año 1929. Su hermano mayor, Edmund, de profesión médico, murió en 1932; y su padre, un suboficial del Ejército polaco, murió en 1941, durante la ocupación de la Alemania nazi. Cuando las fuerzas de ocupación alemanas cerraron la Universidad, en septiembre de 1939, el joven Karol tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química (Solvay), para ganarse la vida y evitar que fuera deportado a Alemania. Fichado por la Gestapo, se refugió en una buhardilla de Cracovia. En agosto de 1978 murió Juan Pablo I, tras un pontificado de 33 días, y el 16 de octubre de 1978 Karol Wojtyla fue elegido sucesor de San Pedro, con el nombre de Juan Pablo II, convirtiéndose, con 58 años, en el Papa más joven del siglo y en el primero no italiano desde el holandés Adriano VI (1552).

Cuando Wojtyla terminó los estudios de enseñanza media en la escuela Marcin Wadowita, de Wadowice (Polonia), se matriculó en la Universidad Jagellónica de Cracovia (en 1938 ) y también en una escuela de teatro.

También participó en la resistencia contra Alemania para ayudar a salvar a familias judías. Posteriormente, la situación de Wojtyla se complicó en Polonia y se vio obligado a buscar refugio en los subterráneos del arzobispado de Cracovia.

En 1948 regresó a Polonia y ejerció su primer ministerio pastoral como vicario coadjutor de la parroquia de Niegowic, en los alrededores de Cracovia, durante trece meses.

El 4 de julio de 1958, a los 38 años, Pío XII le nombró obispo auxiliar de la archidiócesis de Cracovia, bajo el administrador apostólico, arzobispo Baziak.

A partir del 11 de octubre de 1962, el obispo Wojtyla comenzó a tomar parte activa en el Concilio Vaticano II, destacando sus puntualizaciones sobre el ateísmo moderno y la libertad religiosa.

Clausurado el Concilio, el 8 de diciembre de 1965 pasó a formar parte de las Congregaciones para los Sacramentos y para la Educación Católica, y del Consejo para los Laicos.