Tras afirmar que «no existe duda alguna» sobre el envenenamiento,
el médico instó a averiguar «quién cocinó, qué ingredientes se
utilizaron y quién participó en la comida» que tomó días antes de
su ingreso en la clínica el 10 de septiembre. «La dioxina no es un
producto que se pierda en casa», «no estamos tratando de un
accidente doméstico», añadió el doctor, al precisar que se trata de
una sustancia industrial utilizada, por ejemplo, en la elaboración
del «agente naranja desarrollado por los americanos en Vietnam».
A pesar de insistir que las investigaciones criminales quedan en
manos de la Justicia, Zimpfer añadió que este producto tóxico es
«extremadamente fácil de diluir en la grasa», lo que lo haría
sencillo ocultarlo en «una sopa» si esta tuviera suficiente
grasa.
El doctor Nikolai Korpan, de origen ucraniano, agregó que no
podía afirmar «con seguridad si se trataba de un envenenamiento
simple o de una combinación» de sustancias tóxicas, ya que sólo se
ha detectado la dioxina porque permanece más tiempo en el cuerpo.
El efecto sobre el organismo de este producto tóxico es comparable
«a disparar contra un almacén de munición», ya que se produce un
desarrolló dinámico de contagio en el que se provocan fallos de
diversos órganos internos, dijeron los médicos, quienes destacaron
que los resultados de los análisis ofrecen «evidencias
concluyentes».
«Si la dosis hubiera sido mayor el veneno hubiera sido mortal»,
señaló Korpan, quien puntualizó que tampoco se complicó el cuadro
clínico tras su primer ingreso en la clínica el 10 de septiembre,
gracias, sobre todo, a la correcta terapia aplicada. En cuanto al
estado de salud de Yúschenko, los médicos austríacos declararon que
actualmente «las funciones hepáticas han vuelto a la normalidad» y
el estado general del paciente registra ya «una mejoría
drástica».
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