Soldados de EEUU detienen a varios iraquíes en el hospital de Faluya. Foto: REUTERS

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EFE-WASHINGTON/BAGDAD
«La decisión de ir incluye la decisión de terminar», porque no puede permitirse que una parte del país siga «bajo la ley de los asesinos, los terroristas y los vestigios del régimen de Sadam Husein», explicó en rueda de prensa el secretario de Defensa. A pesar de que los soldados de EEUU son la mayoría de la fuerza de hasta 15.000 hombres que lanzó ayer la ofensiva sobre Faluya, Rumsfeld dijo que las tropas estadounidenses «ayudan» a las fuerzas iraquíes para restaurar el orden en esa zona. La fuerza atacante está formada por soldados de infantería de Marina (que forman el grueso del contingente) y del Ejército de Tierra de EEUU, así como efectivos iraquíes, con el apoyo de aviones, helicópteros artillados y carros de combate. El jefe del Pentágono justificó la ofensiva terrestre porque hay «elementos muy peligrosos en Irak» que están haciendo esfuerzos por «tratar de extinguir el progreso e intimidar al pueblo iraquí y a las fuerzas de la coalición». Rumsfeld y los responsables militares sobre el terreno mantienen informado al presidente de EEUU, George W. Bush, quien sigue de cerca el desarrollo de la denominada operación «Furia Fantasma».

La operación de las tropas estadounidenses contra la ciudad rebelde suní de Faluya comenzó sobre las 18:00 horas (16:00 hora peninsular española) y con intensos bombardeos que permitieron a los militares americanos avanzar por el norte de la ciudad y abrir una brecha de un kilómetro. La operación se inició con intensos bombardeos que, según los periodistas de France Presse en la zona, «tiñeron el cielo de rojo» y permitieron la entrada de los marines, apoyados por tropas iraquíes. Apoyados por el nutrido fuego de aviación y de artillería desde el aire y por tanques y blindados por tierra, los marines tomaron por asalto el distrito de Jolan y ocuparon la estación ferroviaria de Faluya, dijo el comandante Todd Desgrosseilliers. Los infantes de Marina recibieron la orden de concentrar los ataques en Jolan, ya que allí se concentra la rebelión suní que dirige el islamista jordano Abu Musab al Zarqaui, vinculado a Al Qaeda y considerado el enemigo número uno de Estados Unidos en Irak. El Pentágono estima que unos 3.000 combatientes islamistas están atrincherados en la ciudad y que otros 10.000 más podrían unirse a los rebeldes.

La ofensiva se inició poco después de una visita sorpresa del primer ministro iraquí Iyad Alaui a sus tropas en las afueras de la ciudad para dar la orden formal de lanzar las operaciones. En la madrugada del lunes, el Ejército estadounidense y las fuerzas iraquíes habían conquistado el principal hospital local y dos puentes sobre el Éufrates, en el suroeste de la ciudad. Las fuerzas estadounidenses prohibieron a todos los hombres de entre 15 y 50 años entrar o salir de la ciudad o de los pueblos vecinos. De todos modos, entre el 80 y 90% de su población, estimada en 300.000 personas, ya huyó de la ciudad, según fuentes estadounidenses. El Comité de los Ulemas iraquíes, una de las principales organizaciones religiosas suníes, prohibió ayer que los iraquíes participen con los soldados estadounidenses en el asalto a Faluya, considerándolo un «gran pecado». Por su parte, el jeque Jaled Hamud al Yomeili, uno de los más destacados religiosos de Faluya, pidió la mediación del secretario general de la ONU, Kofi Annan, de la Unión Europea y de la Liga Arabe, entre otras entidades, para parar la ofensiva contra su ciudad.