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Los diferentes clanes palestinos han iniciado ya la pugna por la sucesión de Yaser Arafat. Dos políticos de la vieja guardia, Ahmed Qurea (Abú Alá) y Mahmud Abás (Abú Mazen) están preparados para suceder al presidente palestino sin perder de vista al joven dirigente de Gaza, Mohamed Dahlán, en medio de informaciones confusas sobre la posible muerte del líder.

El Comité debatirá la posibilidad de crear la autoridad palestina conjunta, en la que estén representados todos los grupos, y que dirija los destinos de los palestinos de la franja de Gaza y Cisjordania.

Según fuentes de los servicios de seguridad palestinos, la Autoridad Nacional Palestina (ANP) está realizando gestiones para trasladar a Arafat a los territorios palestinos para morir, según su última voluntad.

Según la reciente Ley Básica palestina, tras la muerte del presidente de la ANP, el presidente del Consejo Legislativo Palestino (CLP) o Parlamento se convertiría en su sucesor durante 60 días, un periodo de tiempo en el que se prepararían elecciones presidenciales.

Rauhi Fatuh, actual presidente del CLP, es un hombre de Arafat, pero carece de talla política, por lo que se cree que las autoridades palestinas intentarán enmendar la Ley Básica para imponer una dirección -probablemente compartida por Abú Alá y Abú Mazen- con el argumento de que la situación de ocupación en los territorios palestinos no permite la celebración de los comicios.

El ex primer ministro y actual número de dos de la OLP, Mahmud Abbas, tenía previsto trasladarse ayer a París para visitar a Arafat pero suspendió el viaje al conocer que los médicos no le dejarían entrevistarse con el presidente palestino. El diario israelí «Haaretz» apunta que tal vez Abbas quiso viajar a París en la esperanza de que Arafat le nombre como sucesor, algo que el presidente palestino ha evitado hasta ahora.

Ahmed Qurea (Abú Alá), de 66 años es el actual primer ministro de la ANP, es considerado un hombre fiel a Arafat, que además ha contado con las simpatías de líderes israelíes, pero que carece de aceptación popular.

Mahmud Abas (Abú Mazen), de 69 años, presentó su dimisión como primer ministro el 6 de septiembre de 2003 tras cuatro meses en el cargo y no lograr concesiones de Israel, además de divergencias con Arafat.

Muhamad Dahlan, de 43 años, es considerado el cabecilla de los jóvenes reformistas dentro del movimiento nacionalista de Al Fatah y uno de los hombres fuertes de la franja de Gaza, donde dirigió las fuerzas de Seguridad Preventiva durante el proceso de Oslo (1993-2000) que aún controla de manera indirecta.

El diputado Maruán Barghuti, de 45 años, considerado también como un posible sucesor de Arafat, se encuentra en una cárcel israelí tras ser condenado el 6 de junio de 2004 a cinco cadenas perpetuas por su implicación en la muerte de cinco israelíes. Es acusado por Israel de ser el dirigente de las Brigadas de los Mártires de al Aksa, brazo armado del movimiento nacionalista de Al Fatah durante la «intifada».

Las facciones palestinas de la franja de Gaza como Hamás y la Yihad Islámica piden que se cree una autoridad conjunta palestina tras la posible muerte del presidente de la ANP, Yaser Arafat.

El líder de la Yihad Islámica, Mohamed al-Hindi, anunció ayer que a tal efecto hoy se reunirá el Comité Superior Islámico y Nacional, un organismo que reúne a trece facciones palestinas incluidas las islámicas, al-Fatah y el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP).

El ministro de Exteriores palestino, Nabil Shaath y el primer ministro Ahmed Qurea, alias, Abú Alá, se dirigió a Gaza para mediar en los movimientos de los grupos palestinos.

En cuanto a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), el número dos, Mahmud Abás, alias Abú Mazen, se convertirá en el dirigente de ese organismo con lo que de hecho, la vieja guardia Abú Ala y Abu Mazen compartirán el poder hasta que se celebren elecciones presidenciales en un periodo de 60 días.

La convocatoria de las elecciones -dijeron- depende del levantamiento de las restricciones de movimiento impuestas por Israel a los palestinos en los territorios. La ANP exige además que las oficinas de censo clausuradas en Jerusalén por Israel, sean abiertas.