Bush compareció ayer junto a su familia para celebrar el triunfo en las elecciones. Foto: SHAWN THEW/EPA

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George W. Bush, que consiguió casi cuatro millones de votos populares más que su rival John Kerry en los comicios del martes, se hizo ayer con la victoria después de que el demócrata abandonara la «batalla de Ohio», y se convierte en el presidente más votado de Estados Unidos. Bush consiguió en las elecciones del martes 58'8 millones de votos. El Partido Republicano logró además retener el control del Senado e incluso amplió su número de escaños en la Cámara de Representantes, en lo que ha sido la contienda electoral más reñida de la historia reciente.

La enorme igualdad y el alto número de votos provisionales en el Estado de Ohio quebró la fluidez de la noche electoral, donde la mayoría de los estados se resolvieron de forma menos disputada de lo que se temía. De esta forma el temor de que Ohio se convirtiera en la Florida de 2004, quedó en agua de borrajas. Las autoridades de ese Estado pidieron calma a todas las partes porque, según las leyes locales, harán falta hasta 11 días para contar los votos provisionales. Hasta entonces, en los estados clave, destacó la facilidad con la que Bush se llevó Florida (con una diferencia de 380.000 votos y 5 puntos de diferencia -52 a 47 por ciento-).

En estas elecciones, además de la Presidencia, estaban en juego los 435 escaños de la Cámara de Representantes, 34 del Senado y once gobiernos estatales, y en cada categoría los republicanos lograron la noche del martes ampliar su margen de victoria. Con el dato en la mano de los votos populares cosechados por Bush y los sondeos que daban la victoria a los republicanos en Ohio, John Kerry optó por tirar la toalla y reconocer su derrota en las elecciones, aún antes de que finalizara el escrutinio en este estado -faltaban 135.000 votos por contabilizar-.