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La campaña para la reelección del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, parece imparable, pese a que ayer se informó de que el déficit por cuenta corriente alcanzó el segundo trimestre la cifra sin precedentes de 166.200 millones de dólares.

Y es que, desde la convención republicana en Nueva York hace dos semanas, el equipo del presidente ha conseguido centrar la atención de los votantes en la cuestión de la seguridad del país, un tema en el que Bush arrasa. Su rival demócrata, John Kerry, ha tratado de contrarrestar este éxito destacando los fallos del presidente en Irak, en la sanidad pública y en la economía.

Según las cifras dadas a conocer por el Departamento de Comercio, ese déficit, que mide el flujo de inversiones y comercio entre EEUU y el resto del mundo, representó en junio el 5,7 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB).

Ese aumento es paralelo al del déficit público de EEUU, que alcanzará en el año fiscal 2004 la cifra récord de 422.000 millones de dólares, según anunció la semana pasada la oficina de Presupuestos del Congreso. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha alertado de ese doble déficit como uno de los «desequilibrios» que ponen en riesgo la recuperación de la economía mundial.

Otros datos hechos públicos ayer por el Departamento de Comercio continúan las malas noticias económicas y apuntan a una caída del 0,3 por ciento en las ventas al por menor, un 0,1 por ciento más de lo previsto por los analistas. Pero, pese a ello, la campaña de Bush parece marchar viento en popa y el presidente mantiene su ventaja en las encuestas.

El problema para el senador por Massachusetts es que las encuestas indican que la preocupación de los votantes por estos asuntos está cayendo. Además, Bush justifica los déficit con el argumento de que reflejan los costes de la lucha contra el terrorismo y que los recortes impositivos que han hecho crecer el déficit presupuestario han ayudado a reactivar la economía.