Estado en que quedó el coche bomba tras el atentado contra Ezzedine Salim.

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El asesinato se produce a tan sólo 43 días del traspaso de poder a los iraquíes y en un momento en que la violencia se ha recrudecido en las regiones chiíes, donde unas 50 personas han muerto en menos de 24 horas. Las autoridades estadounidenses e iraquíes, al mismo tiempo que reconocían que el atentado que costó la vida al presidente en ejercicio del Consejo de Gobierno transitorio tenía por fin frenar el proceso político, se comprometieron a mantener la fecha del traspaso de poder a los iraquíes para el 30 de junio.

El Consejo de Gobierno transitorio calificó esta muerte de «gran pérdida. Es un acto terrorista cobarde que no disuadirá a los miembros del Consejo de Gobierno de proseguir su trabajo para construir un Irak federal unificado», declaró Ghazi Ajil Al-Yauar, el jefe tribal suní que asumirá la presidencia rotativa del Ejecutivo.

Abdel Zahra Osman Mohamed, miembro del partido chií Dawa, murió en un atentado suicida con coche bomba cuando el convoy en el que se encontraba esperaba para entrar en el perímetro de seguridad que acoge la sede de la coalición y del Ejecutivo iraquí.

Un mensaje publicado en Internet en nombre del «Movimiento de la Resistencia Arabe», un grupo hasta ahora desconocido, reivindicó el atentado. La coalición estimó que el atentado llevaba la «huella habitual» del jordano Abú Musab al Zarqaui, vinculado con la red terrorista Al Qaeda y a quien los estadounidenses acusan de ser el autor de numerosos atentados mortales en Irak desde la caída del régimen de Sadam en abril de 2003.

La comunidad internacional condenó el atentado y reafirmó la necesidad de traspasar cuanto antes el poder a los iraquíes. El atentado se produce cuando la violencia prosigue sin tregua en las ciudades chiíes del centro y del sur de Irak, donde se enfrentan las milicias del jefe radical Moqtada Sadr y la coalición. Al menos 20 milicianos murieron en Nasiriya.