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Los restos mortales de los siete agentes del Centro Nacional de Inteligencia asesinados el sábado en Irak llegaron minutos después de las siete de la tarde a la base militar de Torrejón de Ardoz en un Airbus A-310, procedente de Kuwait, en el que también viajaba el compañero herido leve en el ataque, José Manuel Sánchez Riera, el ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, y el director general del CNI, Jorge Dezcállar.

Los siete féretros salieron por la cola del Airbus y tras el homenaje, el pater de la base ofició un responso. Después fueron dirigidos en caravana hasta el Hospital Central de la Defensa en Madrid, donde se les realizará una autopsia y se instalará la capilla ardiente. Los familiares se trasladaron hasta allí como parte de la caravana.

En la base, junto a los familiares de los fallecidos, esperaban los vicepresidentes del Gobierno Rodrigo Rato y Javier Arenas, en representación del Ejecutivo; y la ministra de Exteriores, Ana Palacio. También se desplazó hasta la base toda la cúpula militar.

Un cordón militar compuesto por miembros del Ejército del Aire homenajeó en la base militar a los siete agentes del CNI en presencia de los familiares de las víctimas y las autoridades.

En la base de Torrejón, Rato manifestó el respeto y las condolencias del Gobierno a los familiares de los fallecidos. «Estos siete españoles han dado la vida por la paz y tienen el respeto de todos los españoles». Rato destacó «el importante sacrificio que han hecho estos siete españoles y sus familias en contribución de la paz». «No será olvidado por ninguno de nosotros».

Varios centenares de madrileños recibieron con aplausos, de pie y bajo la lluvia, los restos mortales de los siete agentes a su llegada al Hospital Central de la Defensa, donde se les practicará la autopsia.