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La Conferencia Intergubernamental (CIG) iniciará hoy su andadura en Roma con la presencia de 25 jefes de Estado o de Gobierno de la UE que comenzarán a redactar la primera Constitución continental que compartirán 550 millones de ciudadanos en 2006.

El extenso programa de trabajo presentado por la presidencia italiana augura una negociación ardua, que debe culminar antes del 1 de mayo de 2004, cuando 10 nuevos países ingresen en la Unión.

Aunque el espíritu de los dirigentes europeos es mantener el equilibrio institucional alcanzado en la Convención y no modificar en profundidad sus acuerdos, varios países ya han mostrado su descontento con asuntos sensibles, como la modificación del sistema de votos en el Consejo, la reforma de la Comisión o la reseña al cristianismo entre los valores de la Unión.

Respecto al sistema de votaciones, el artículo 24 del proyecto de Constitución establece, a partir de 2009, un procedimiento de decisión por «mayoría cualificada», entendida como «mayoría de Estados miembros que represente al menos las tres quintas partes de la población de la Unión».

Con esta nueva fórmula y en contra del sistema del Tratado de Niza, países como España o Polonia tendrían pocas opciones para bloquear con otros aliados decisiones pactadas por los «grandes».

España perdería, por tanto, las ventajas logradas en Niza (27 votos, sólo dos menos que los cuatro países grandes de la Unión: Alemania, Italia, Francia y Gran Bretaña, a pesar de que la población es mucho menor).

Otro asunto que con toda seguridad se pondrá sobre la mesa será la futura composición de la Comisión Europea, integrada por 13 comisarios con derecho a voto -en lugar de los 19 actuales-, y otros 15 «sin voto», además del presidente y el ministro de Exteriores europeo, que actuará como vicepresidente.