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M. VIDAL-WASHINGTON
El Departamento de Justicia de EEUU ha abierto una investigación formal sobre la filtración del nombre de una agente de la CIA, en una iniciativa que amenaza con desatar una auténtica tormenta política en el seno de la Casa Blanca. El fiscal general y cabeza del Departamento, John Ashcroft, confirmó ayer la apertura de la investigación e indicó que ha pedido tanto a la Casa Blanca como a la Agencia Central de Información (CIA) que conserve todos los documentos, incluidos listados de llamadas telefónicas y correos electrónicos, que puedan ser relevantes al caso.

Pero Ashcroft, un estrecho colaborador de Bush, no quiso indicar por qué ha rechazado que sea una comisión independiente la que se haga cargo del caso en vez del Departamento del Justicia, una instancia gubernamental. «La investigación está abierta, por lo que no voy a hacer más comentarios», indicó.

La oficina del presidente George W. Bush ha indicado que cooperará por completo con el Departamento de Justicia en la investigación, que examinará las acusaciones de que funcionarios de la Casa Blanca filtraron a la prensa el nombre de la agente secreta Valerie Plame como venganza contra su esposo, el ex embajador Joseph Wilson.

Wilson es uno de los mayores críticos a la política de Washington acerca de las supuestas armas de destrucción masiva en Irak. El portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, declaró ayer que «el presidente George W. Bush ha ordenado que se coopere plenamente con la investigación».