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Un jefe del espionaje británico respaldó ayer la versión del Gobierno ante el juez James Hutton, aunque nuevas pruebas indican que la oficina del primer ministro, Tony Blair, quiso «fortalecer» el polémico dossier sobre las armas de destrucción masiva en Irak.

Un correo electrónico divulgado en la investigación judicial sobre la muerte del experto en armas David Kelly, enviado por la Oficina del Gabinete, señala que «el número 10 (Downing Street, despacho del primer ministro) quiere que el documento sea lo más fuerte posible, dentro de la inteligencia disponible».

De hecho, se pidió a las agencias de espionaje británicas que buscasen en apenas horas nuevas pruebas sobre las supuestas armas de destrucción masiva del régimen de Sadam Husein, denunciadas en ese informe, divulgado en septiembre.

John Scarlett, presidente del Comité Conjunto de Inteligencia y responsable de coordinar el dossier, afirmó ayer ante el juez que esa petición era necesaria para el trabajo que se llevaba a cabo.

Su comparecencia supuso un cierto respiro para el primer ministro, a sólo dos días de su crucial declaración ante lord Hutton, en la que se juega su carrera política en un momento particularmente delicado debido a su baja popularidad.

Scarlett no contradijo en nada la declaración de Alastair Campbell, jefe de Comunicaciones de Blair, que afirmó el pasado martes ante Hutton que fue Scarlett quien tuvo el control de un polémico dossier sobre Irak.

La posibilidad de que ese informe fuese «exagerado» por el Gobierno, como denunció la BBC, está en el origen de esta investigación judicial, iniciada hace tres semanas por Hutton sobre las circunstancias que rodearon a la muerte de Kelly, asesor del Ministerio de Defensa.