Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE posan para la 'foto de familia' tras la cumbre de Salónica.

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DAMIÀN CASTAÑO-PORTO CARRAS
Los dirigentes europeos acogieron ayer con elogios el proyecto de Constitución de la Unión Europea diseñado por la Convención, aunque mostraron su intención de «mejorarla» en varios aspectos. «Todos los países estamos de acuerdo en que no debemos abrir en la Conferencia Intergubernamental (CIG) -(que elaborará la versión definitiva de la Constitución)- todas las propuestas de la Convención, aunque hay posibilidad de mejorarla», destacó el presidente de turno de la UE, el griego Costas Simitis.

El texto de la Convención presenta grandes cambios, como la creación de un presidente permanente del Consejo Europeo, de un ministro de Exteriores, la simplificación de los Tratados, una nueva configuración de las instituciones comunitarias o la modificación del sistema de votaciones.

Sin embargo, hasta el propio Valery Giscard D'Estaing, presidente de la Convención, reconoció ayer que no está de acuerdo al cien por cien con todas las iniciativas del foro que él ha dirigido durante 16 meses. Entre ellas destacó la ausencia de una referencia explícita a las raíces «cristianas» de Europa, en lugar de la mención a la «herencia religiosa» que figura en el preámbulo, o la lista no suficientemente amplia de materias (80) que se decidirán por mayoría, en vez de unanimidad.

Falta, por ejemplo, la política exterior, por la oposición de países como Gran Bretaña, o la fiscalidad, que rechazan los nórdicos). En este terreno de la eliminación de los vetos nacionales, Giscard opinó que «la CIG no irá mucho más lejos que nosotros». Entre las nuevas materias que se decidirán por mayoría figuran las políticas de inmigración, control de fronteras o fondos regionales.