Bush visitó en Qatar a los soldados norteamericanos destacados en el Golfo Pérsico.

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FRANCE PRESS/EFE
El vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, presionó a la CIA durante la elaboración de los informes sobre los arsenales de Irak, con el fin de que los analistas declararan que Irak poseía armas de destrucción masiva y vínculos con la red terrorista Al Qaeda, según informa en su edición de ayer el 'Washington Post'. La polémica sobre la veracidad de los informes elaborados por los servicios de inteligencia estadounidenses se acentúa cada día que pasa, y arroja una sombra de duda sobre el principal argumento esgrimido por Washington para declarar la guerra a Irak.

Después de que en las últimas semanas se multiplicaran las filtraciones de agentes de la CIA denunciando una «fuerte politización» en los informes que dictaminaban que Sadam Husein poseía un amplio arsenal de armas prohibidas, ayer el 'Washington Post' publicó que Cheney viajó en varias ocasiones a la sede de la CIA para presionar a los analistas. Cheney, que se convirtió en el principal adalid de la Administración Bush de la invasión de Irak, visitó frecuentemente a los agentes de la CIA. También su jefe de Gabinete, Lewis Libby, se entrevistó frecuentemente con los analistas para «enviar señales, premeditadas o no, de que era necesario obtener tal resultado», según declaró al diario un alto directivo de la agencia.

La revelación de que Cheney estuvo directamente involucrado en la elaboración de los informes de la CIA, algo muy poco frecuente, sólo sirve para reavivar el fuego de que muchos de los informes que justificaron la guerra estaban, cuando menos, exagerados. La presencia del vicepresidente era aún más notoria ya que el presidente, George Bush, en persona recibe un informe diario acerca de las actividades de la Agencia.