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Las reacciones políticas al atentado de Casablanca apuntan de forma más o menos directa al Gobierno español por haber promocionando el ataque contra Irak. El PSOE apunta que el presidente Aznar debería replantear su posición internacional; IU y el PCE le consideran «responsable directo», apuntan.

Por su parte el Gobierno no considera que exista relación alguna entre la guerra de Irak y estos atentados y asegura que España siempre ha estado en el punto de mira del fundamentalismo.

El presidente del Gobierno, José María Aznar, condenó ayer los atentados en Casablanca, subrayó que no es la primera vez que intereses españoles se ven afectados por el «fundamentalismo terrorista» y reiteró su compromiso contra el terrorismo con independencia de dónde actúe.