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FERNANDO PUCHOL WASHINGTON
Con las tropas aliadas cercando Bagdad, el presidente de EEUU, George W. Bush, viaja a Irlanda del Norte para reunirse hoy, por tercera vez en tres semanas, con el primer ministro británico, Tony Blair, su principal aliado en esta guerra.

Bush viajará al Ulster, donde permanecerá menos de 24 horas para abordar con Blair el futuro inmediato de Irak, una vez que los soldados estadounidenses y británicos ganen la guerra y consigan hacerse con el control militar y político del país.

Sobre la mesa estará fundamentalmente el asunto de saber cómo y quién se encargará de reconstruir Irak, que ha suscitado discrepancias entre los aliados, dado que EEUU reivindica un papel predominante y el Reino Unido espera ver un mayor implicación de Naciones Unidas.

Blair tratará de acercar a Bush a posiciones más cercanas a facilitar la participación de la ONU, en la línea de lo defendido por el Secretario de Estado de EEUU, Colin Powell. Pero Powell, una «paloma» en una administración dominada por «halcones» como el vicepresidente, Dick Cheney, y el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, se ha quedado solo en abogar por la vía de la ONU y en asegurar que ya hay un acuerdo al respecto.

También ha tomado claro partido el Congreso de EEUU, que ha expresado su disposición a no olvidar quién apoyó y quién no apoyó a Washington y Londres en su apuesta militar para desarmar a Irak.

El Legislativo estadounidense aprobó la semana pasada excluir a Alemania, Francia, Rusia y Siria -todos ellos países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU que se han opuesto a la guerra en Irak- de los contratos para la reconstrucción de Irak.