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El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, anunció que la guerra contra Irak comenzó con contundentes ataques selectivos a objetivos militares y contra líderes iraquíes. «No esperamos otro resultado que la victoria», subrayó Bush en un mensaje dirigido a la nación. «Las fuerzas de la coalición han comenzado a atacar objetivos específicos militares», añadió el presidente. Bush reconoció que la guerra puede ser «más complicada y larga de lo que algunos predicen», y señaló que «la única forma de limitar su duración es aplicar la operación de forma contundente».

El presidente se refirió al ataque en curso como «una operación para desarmar a Irak y liberar a su pueblo». Bush, con tono grave, habló desde el despacho oval de la Casa Blanca y su mensaje duró poco más de cuatro minutos. Aseguró que Estados Unidos no se resigna a seguir tolerando un régimen como el de Sadam Husein, al que acusa desde hace años de producir armas de destrucción masiva. «En este conflicto, Estados Unidos hace frente a un enemigo que no respeta las reglas de la guerra», añadió George Bush, quien manifestó que «no viviremos a merced de un régimen fuera de la ley que amenaza con armas asesinas».

Afirmó que ésta es la primera fase de una amplia campaña militar destinada a acabar con el régimen de Sadam Husein. Bush, que se dirigió al país dos horas y cuarto después de vencer el ultimátum dado el pasado lunes a Husein y su familia para que abandonaran Irak, destacó el apoyo a la operación de una treintena de países. El presidente también se refirió a sus aliados en este conflicto, entre los que se encuentra España, indicando que «más de 35 países están otorgando un apoyo crucial, desde el uso de bases navales y aéreas para ayudar a la inteligencia y la logística hasta el despliegue de unidades de combate. Cada país de esta coalición ha optado por cumplir con su deber y compartir el honor de servir en nuestra defensa común».