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El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, anunció ayer la retirada de todo el personal de la ONU en Irak y dijo que la legitimidad de un ataque contra Irak quedará «cuestionada» si se produce sin el apoyo del Consejo de Seguridad de la ONU. En declaraciones a la prensa, Annan reconoció además que «la pequeña ventana (diplomática) que tenemos parece cerrarse muy rápido, y no estoy seguro de que el Consejo, en la situación actual, pueda hacer nada en las próximas horas» para solucionar la crisis de forma pacífica.

La retirada «significa que los mandatos (del personal de la ONU en Irak) serán suspendidos porque serán inoperables», explicó para agregar que, por ejemplo, «no podemos gestionar el programa petróleo por alimentos cuando no tenemos inspectores para vigilar las exportaciones de petróleo», ni «el personal humanitario para controlar la distribución de alimentos», declaró.

El secretario general informó ayer al Consejo de que había recibido una llamada de las autoridades estadounidenses diciendo que «sería prudente» no dejar al personal de la ONU en la región.

Por ello, informó de que las Naciones Unidas retirarán a los inspectores de la Comisión de la ONU para la Inspección, Vigilancia y Verificación del desarme de Irak (UNMOVIC) y del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), los trabajadores humanitarios de la organización, así como las tropas que participan en la Misión de las Naciones Unidas en la frontera entre Irak y Kuwait.

Esto no significa que la ONU vaya a abandonar a los ciudadanos iraquíes, según el diplomático, quien agregó que «encontraremos la manera de reanudar nuestras actividades humanitarias para ayudar al pueblo iraquí que habrá sufrido tanto tiempo».